Este miércoles 16 de octubre fue un día especial y diferente para Eva Ruiz, colaboradora de la dirección de Telecomunicaciones de la Autoridad Nacional de los Servicios Públicos (ASEP).

La razón principal: desprenderse de algo muy preciado para ella, como era su larga cabellera, y donar sus moños a la Asociación Nacional de Pacientes de Quimioterapia (ASONAPAQ) para la confección de pelucas destinadas a personas con cáncer.

La acción de esta madre de cuatro hijos, forma parte de la campaña que ejecuta la institución en el marco del «Día de Dar» en la que sus colaboradores (de forma voluntaria) realizan un recorrido por el Instituto Oncológico Nacional «Dr. Juan Demóstenes Arosemena» para hacer entrega de donaciones a los pacientes de este nosocomio.

Eva relató que conservaba su melena desde los 15 años y realizar esta acción representó para ella más que un sacrificio, un desprendimiento y un acto de amor para aquellas personas aquejas por cáncer quienes pierden su cabello producto de la quimioterapia que reciben para destruir las células cancerosas.

En presencia de compañeros y testigos, algo nerviosa y con algunas lágrimas en sus ojos, producto de la emoción que para ella representaba este momento, Eva Ruíz comentó  que desde hace meses atrás había considerado realizar esta acción voluntaria con su cabello.

Recordó que su padre falleció producto de un cáncer y ese hecho representó su principal inspiración para este este regalo de amor con alguien que requiera lucir distinta y diferente al momento de enfrentar su realidad con algún tumor maligno, duro o ulceroso, que tiende a invadir y destruir los tejidos orgánicos circundantes.

Aunque desconocía quién sería la persona que recibiría la peluca trabajada con la donación de su cabello, para ella sería grato que la misma fuese para una niña, porque sería como una muestra de apoyo para regalar alegría a estos pequeños valientes que enfrentan esta dura enfermedad.

Al terminar la sesión, Eva contempló con orgullo la cola trenzada sacada de su caballera y recordó que aunque había comunicado a su familia su decisión, sería una sorpresa para ellos, porque ignoraban que su deseo se había cumplido y representaría para todos ellos una verdadera sorpresa, pero a la vez una verdadera alegría.